Os traigo esta reseña de una novela llena de amor, valores y lucha por sobrevivir, en un lugar donde nadie te da nada, y además estás expuesto a que te quiten todo, el Bronx.
Valentina es una chica trabajadora que tiene que sacar adelante a su familia y cuidar a su madre enferma, el eterno enfrentamiento entre pandilleros, gente obrera y la clase alta, la pilla en medio de la batalla. Su hermano está siendo captado por una de las pandillas más famosas de la zona, y Valentina no puede hacer nada ya para evitarlo, tendrá que seguir trabajando y luchando por salvar a su madre que está gravemente enferma y necesita medicinas.
Una novela de fácil y rápida lectura, llena de acción y sentimientos. Con su pluma, Katy es capaz de transportarnos a la decadencia de los barrios más empobrecidos del Bronx y minutos más tarde llevarnos a la zona más lujosa de Brooklyn. Una historia que nos enseña a seguir a delante, a luchar por tus sueños y nunca rendirte.
Esta es la historia de Valentina, una joven de raíces italianas, que tuvo la desgracia de acabar en el Bronx y forjó su alma a base de fuegos cruzados, de armas y reyertas callejeras. Una cenicienta, como tantas otras, que lamenta su destino, pero que es capaz de ver más allá del dolor y el olor nauseabundo que envuelve su mundo de delincuencia, drogas y muerte.
Esta cenicienta, no es una simple princesa, es una guerrera. Una mujer valiente que se enfrenta al amor con miedo, pues sabe que los cuentos de hadas son solo eso: cuentos. Sin embargo, Valentina, transforma esa literatura a golpe de versos callejeros, de poesía maquiavélica, de garra y de rabia. Un grito que clama libertad y una oportunidad para ella y para todos los habitantes de esos barrios olvidados o ignorados por una sociedad, que prefiere mirar hacia otro lado en vez de tender la mano a los más débiles.
Este relato explica el personaje que da título a la novela.
¿La humanidad ha estado siempre sola en el universo? ¿Hemos sido creados por seres superiores?
Puede que la muerte de Isidoro Enki, suponga la desaparición total de la dinastía Anunnaki. Pero quién era realmente el famoso empresario.
«Es encontrado muerto por insuficiencia cardíaca en su yate en las aguas del rio Nilo, tras haber estado practicando buceo en busca de tesoros.«
Isidoro Enki era uno de los empresarios más ricos del planeta, su fortuna estaba en segunda posición a nivel mundial, por detrás del fundador de Amazon. Aunque bien es cierto que no todas sus posesiones estaban a su nombre, debido a su gran generosidad, acostumbraba a deshacerse de posesiones regalando edificios y mansiones a sus amigos y colaboradores.
A nivel público era un personaje hudizo y discreto, que gestionaba su fortuna sin llamar la atención, pero también le gustaba codearse con la flor y nata de la alta sociedad por todas las grandes ciudades: Organizaba fiestas benéficas, patrocinaba cientos de organizaciones sin ánimo de lucro para ayudar a erradicar el hambre y la pobreza en el mundo, así como excavaciones arqueológicas en cualquier parte de la Tierra.
A lo largo de su carrera se había visto envuelto en pequeños altercados por asuntos bastante turbios. Incluso llegó a ser denunciado por asociaciones animalistas, entre otros, que llegaron relacionarle con rituales de sacrificios de animales. Estas acusaciones nunca llegaron a los tribunales gracias a su prestigioso, privado y exclusivo bufete de abogados, situado en la emblemática Torre Espacio de Madrid, apodada desde su adquisición La Torre Enki.
Su mayor preocupación y dedicación era compra masiva de oro, a veces incluso por encima de sus posibilidades, llegando a perder grandes sumas de dinero.
El oro es la base de la economía mundial. Los bancos centrales de cada país siguen confiando en el preciado metal para sustentar buena parte de sus reservas.
El orden de riqueza de los países se mide por sus toneladas de oro y en este caso Estados Unidos, hasta hace poco más de 5 años tenía el 72% de la riqueza total mundial.
Isidoro Enki macó un hito en la historia de la economía pasando a ser propietario del 55% del oro de la reserva del mundo.
Isidoro Enki pagó el mismo valor en plata a cada país, y negoció con sus mandatarios ser copropietarios de dicha reserva a cambio de protección. De este modo, el oro pasaba a estar custodiado en su bunker subterráneo ubicado en la Torre Enki.
Los noticiarios más prestigiosos de cada país, dejaron pasar la noticia con un simple rotativo en sus páginas de economía.
Solo unos pocos son conocedores del porqué de la obsesión con el oro de Isidoro Enki. Su ardua tarea por acumular en su bunker todo el oro posible, no era otra que pagar a nuestros creadores, los Anunnaki en el día del descenso, para evitar la exclavización de la humanidad.
Incendio en Siberia: Es una novela corta juvenil de ciencia ficción y viajes en el tiempo, recomendada para niños entre 8 y 13 años. Narra la aventura de Mike y su familia durante su viaje a Irkuts para ayudar a La Facción a sellar la grieta inter-temporal que provoca los grandes incendios que además están contribuyendo a un cambio climático a marchas forzadas.
Las grietas inter-temporales son las que permiten a los viajeros del tiempo transportar su mente en los M.S.I.T. (módulos sensoriales inter-temporales) con el fin de ayudar a la Facción a evitar futuros daños irreparables: catástrofes naturales, incendios de grandes dimensiones, explosiones nucleares etc.
En su viaje a Irkuts, se enfrentaban a un incendio de dimensiones incalculables. Tanto el ártico como el Lago Baikal estaban en serio peligro.
Mike y Clau han sido reclutados por la facción como colaboradores, ya que los padres de éste son integrantes de la facción. Este verano se descubrió su tapadera, su madre no era una fotografa bloguera y su padre no era un representante farmacéutico aficionado a la pesca, si no que eran, nada más y nada menos que Agentes Secretos de la Facción que colaboran con los M.S.I.T.
Como guinda del pastel que conocimos en la primera aventura: Vacaciones Inesperadas, Mike conoció a su yo futuro. El Mike futuro se presentó en su M.S.I.T. y mantuvo contacto con Mike.
Todo esto le ha hecho cambiar la manera de ver a sus padres. Os dejo un fragmento de INCENDIO EN SIBERIA:
Fragmento capítulo 1:
El avión aterrizó sin problemas. Teníamos un taxi extra grande esperándonos en la salida, así que nos subimos todos dentro. Aluciné cuando mi padre le dió al taxista la dirección del hotel, hablando en perfecto ruso. Jamás me habría imaginado, que mi padre supiese decir en otro idioma algo más que “hello” “I am Fran”.
En Irkutsk en Agosto apenas hacía frío, yo creía que en Rusia siempre hacía frío, pero hacía calor y eso me hacía pensar continuamente en los incendios y el cambio climático del planeta.Teniendo en cuenta que en el avión no viajamos en primera, me esperaba un hotel más bien estilo cutre, pero me quedé flipando, todo era súper elegante, y las habitaciones eran espectaculares y muy lujosas.
La habitación era tan grande como nuestra casa y tenía un vestíbulo para relajarse o recibir invitados, ver la tele o trabajar en la mesa con el portátil, y dos enormes habitaciones con grandes puertas correderas y baños individuales.
Teniendo en cuenta que en el avión no viajamos en primera, me esperaba un hotel más bien estilo cutre, pero me quedé flipando, todo era súper elegante, y las habitaciones eran espectaculares y muy lujosas. La habitación era tan grande como nuestra casa y tenía un vestíbulo para relajarse o recibir invitados, ver la tele o trabajar en la mesa con el portátil, y dos enormes habitaciones con grandes puertas correderas y baños individuales.Teniendo en cuenta que en el avión no viajamos en primera, me esperaba un hotel más bien estilo cutre, pero me quedé flipando, todo era súper elegante, y las habitaciones eran espectaculares y muy lujosas. La habitación era tan grande como nuestra casa y tenía un vestíbulo para relajarse o recibir invitados, ver la tele o trabajar en la mesa con el portátil, y dos enormes habitaciones con grandes puertas correderas y baños individuales.
Nos quedamos un buen rato fascinados, con un punto de melancolía y decepción mientras contemplábamos el atardecer sobre la hermosa ciudad con un cielo rojo, y en el horizonte, a lo lejos el resplandor de las llamas y las amenazadoras nubes grises que se acercaban; por supuesto mi madre aprovechó el momento y las vistas para tomar unas fotos y subirlas a su blog. Era su manera habitual de pasar informes al futuro, los blogs escritos permanecen inalterables con el paso del tiempo dentro de la gran red. Mi padre, como siempre desapareció durante un buen rato. Esta vez no fue necesaria su habitual excusa «me voy de pesca» simplemente dijo que tenía cosas que hacer.
Hola, en esta ocasión te traigo un paso a paso para ti, escritor autopublicado. Dentro de mi andadura como escritora autopublicada, mi plataforma favorita es Amazon, por su facilidad y su versatilidad.
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Gracias por leerme.
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Yo ya he consumido mis días de promoción gratuita por lo que no puedo enseñarte la siguiente pantalla, aunque es muy muy intuitiva.
En las profundidades del corazón de África, hace varios miles de años se alzaba un reino cuyas hazañas siguen ocultas a día de hoy.
Un reino de mujeres, una hermandad que protegió los templos y pirámides a lo largo del rio Nilo. Guardaban un gran secreto y para ello se hicieron grandes guerreras, además de proteger a la humanidad de las invasiones de los Faraones Egipcios ¿porqué?
Surgieron en la aurora del inicio de los tiempos de la humanidad, para defender a su creador Enki, Dios de la sabiduría, Señor de la magia, la construcción, las artes, el diseño y la creación. Enki era uno de los tres dioses más importantes descendientes del planeta Nibiru, General de los ejércitos de Annu, al que le encargaron crear genéticamente una raza que pudiese ser esclavizada. Enki se encariñó con su creación, los humanos, le gustaba ver su ansia de superación, e incluso procreaba con las humanas hembras, para tener descendencia y dejar su semilla.
Annu, cansado de la humanidad, quiso erradicarla por completo provocando el diluvio universal. Enki llegó a tiempo de avisar a uno de sus descendientes y consiguió salvar a la humanidad.
Las Reinas Negras de Meroe juraron a Enki proteger su linaje y se unieron con la diosa Mut, esposa de Amon, para preservar en el tiempo la verdadera herencia de la sangre de los dioses Anunnakis.
Enki les había pedido preservar a sus sucesores con el paso de los años, para tener un representante digno de un Dios en la tierra, y protector de la humanidad.
Sus lazos de sangre y su conexión astral, mediante rituales y oraciones, les permitían mantener la señal de la Tierra hasta el próximo descenso. La misión del sucesor y sus protectoras, sería acumular y guardar todo el oro posible, para recibir la visita del planeta Nibiru tras completar su ciclo de 3600 años y hacerles entrega de todo el oro del planeta para evitar la exclavización o aniquilación de los hombres.
Con el paso de los milenios, en la zona del Norte de África, comenzaron las revueltas dirigidas por otros Dioses y Faraones, que emprendieron su cruzada de tiranía y dictadura monoteísta, desterrando la adoración de los dioses Anunnaki.
Durante miles de años las Reinas Negras resistieron a los asedios y defendieron su tierra y su pueblo. Poco a poco se fueron ocultando, para vivir y resistir en las sombras al cuidado del sucesor hasta el día de hoy con lealtad y esperanza.
En el presente, su sede está oculta en el edificio Casa Gallardo en la calle Ferráz de Madrid, con un acceso subterráneo secreto al templo de Debod, que fue convenientemente trasladado desde Nubia en África, hasta el Parque del Cuartel de la Montaña, cerca de la Plaza de España. En 1972 el gobierno egipcio regaló este templo a España en agradecimiento a su colaboración en la conservación de los templos afectados por la presa de Asuan. El templo fue traído y reconstruido piedra a piedra en esta localización.
Sus oraciones al sol y sacrificios en nombre de Enki siguen vivos gracias a ellas. Esperando el día del descenso.
Nota de la autora: la información que se explica en este escrito, está basada en ciertos hechos reales, que he manipulado convenientemente para encajar en mi novela: «Isidoro Enki, el último Anunnaki«, cuyo lanzamiento será en verano 2020.
La existencia hoy en día de la Hermandad, es una invención pero me he apoyado en cantidad de documentales y documentos que hablan de las Reinas Negras de Nubia y su relación con Amut.
Existen muchos datos que se puede consultar en la web, como la historia del Templo de Debod ubicado en Madrid, o las tablillas Sumerias donde se habla de los Anunnakis como invasores alienígenas que modificaron genéticamente el ADN de los homínidos, para conseguir el exclavo perfecto: el humano.
Una reflexión para un punto de vista diferente. Una reflexión para valorar la eterna pregunta de la humanidad. ¿De dónde venimos? y ¿a dónde vamos?
Vacaciones Inesperadas, ha sido, es y siempre será mi primer libro y eso es una sentencia inamovible para mi currículum. He de confesar que no tenía ni idea cuando escribí este relato. Me refiero a idea como «escritora» es decir, la historia estaba dentro de mi cabeza, con ayuda de mi hijo fuimos dando forma de relato, es un relato corto, que se lee muy rápido. Después de escribirlo y publicarlo empecé a ver errores y a aprender la manera de maquetarlo, corregirlo, editarlo, corregir el estilo etc. Así que a la 4º o 5º reedición así es como quedó.
Me sentí orgullosa por el logro, pero la historia se me había quedado corta, corta en mi cabeza porque los personajes acaban de empezar a existir en mi mente, y tenían una vida y un montón de historias que contar.
Vacaciones Inesperadas, es la primera parte de la bilogía «Viajar en el tiempo ya es posible» y estoy valorando ampliar las aventuras de Mike con una tercera entrega, pero todo se verá… todo a su tiempo.
LOS LECTORES OPINAN:
SINOPSIS:
Un relato corto de ficción juvenil, en el que conocerás a Mike, un niño de 12 años obsesionado con los viajes en el tiempo. El y su familia se van de vacaciones, están muy concienciados con las conservación de la naturaleza y proteger el planeta para tener un futuro. Durante sus vacaciones Mike descubrirá que viajar en el tiempo es posible, pero no como él se imaginaba y todo ello le llevará a una aventura para salvar el mundo.
Si te interesa leer VACACIONES INESPERADAS, puedes conseguirlo en Amazon en formato Ebook o en papel. Y si ya lo has leído puedes continuar el relato de Mike con INCENDIO EN SIBERIA
Hoy te traigo un contenido especial, con motivo del día del libro este año 2020 nos ha tocado en confinamiento, así que lo hicimos a través de Instagram. Así que Miriam González de la Asociación Cultural de Bueño, me entrevistó para que contase mi experiencia autopublicando y dar a conocer un poco mis dos libros.
Soy una personal tan normal como tú, que un día se me ocurrió presentar un libro a un concurso que convocaba Amazon, el PREMIO LITERARIO AMAZON 2019. Decidí en menos de un mes escribir y presentar un relato corto juvenil, muy de mi estilo en ciencia ficción y basado en la historia de un niño, Mike, cuya inspiración no es otra que mi hijo.
Hoy te traigo un RELATO corto que estaba preparando para presentar a una convocatoria de relatos de terror, al final no lo presenté porque no llegaba a las palabras mínimas de las bases de la convocatoria. Así que he decidido compartirlo contigo para que disfrutes de una «Tarde en el cine». Al final de todo tienes para descargar un «audiolibro» del mismo relato, espero que lo compartas y me cuentes qué te parece.
Enol cumplía 16 años y para celebrarlo había decidido invitarme a ver el estreno de una peli, de haber sabido de antemano el título, jamás habría aceptado la invitación por muchos años que cumpliese mi mejor amigo. Pero al final siempre me veo arrastrado hacia todas sus ideas locas sin poder protestar. Y es que enfrentarse a Enol o no opinar como él, tiene un precio, salirte de su grupo. Y eso, para un chico como yo, que le cuesta encajar y encontrar amigos, era un precio muy alto, porque los empollones tenemos que estar en la sombra sin llamar la atención para no llevarnos una paliza gratuita, o hacernos amigos de un triunfador que te defienda y te ayude, aunque tengas que opinar como él sin rechistar.
Hacerme amigo de Enol fue fácil, necesitaba ayuda en matemáticas y después de un mes nos habíamos hecho uña y carne, porque Enol era de los triunfadores, buen deportista, con muchos amigos y guapo, pero a pesar de toda esa fachada, tenía un gran corazón. Le estaré eternamente agradecido por defenderme el año pasado de unos chicos que llevaban 2 días detrás de mi, por llevar a clase la camiseta de mi equipo de futbol, y dado que la insignia contenía la bandera de España, empezaron a perseguirme con la idea de arrancarmela.
Habíamos quedado a la entrada de los multicines Brooklyn de la calle General Zubillaga, era 31 de octubre, Shamain, ciertamente tener un amigo que cumple años un día tan señalado no es nada fuera de lo común, pero cuando además le acompañas a ver el estreno de la segunda película más aterradora de 1990 se convierte en una pesadilla.
Mientras esperaba en la puerta él y todo tipo de criaturas pasaban delante de mi, brujas, vampiros, momias, todos lo estaban celebrando. Nunca me ha gustado esta fiesta y no me gustaba disfrazarme.
Cuando era pequeño mis padres compraron con mucha ilusión una especie de careta de plástico con forma de calavera, activando un interruptor los ojos brillaban en color rojo y salía una carcajada terrorífica moviendo la mandíbula arriba y abajo. La primera vez que lo vi en la puerta de mi casa, sufrí mucho. Mi madre me repetía que no pasaba nada, que era solo un muñeco y que no era real, me mostraba el mecanismo, quitaba las pilas y las volvía a poner, pero mi mente de un niño de apenas 8 años intuía que algo no iba bien.
Al año siguiente, mi padre bajó la caja otra vez para volver a colocar el aparato infernal en la puerta. Mi madre había salido a hacer la compra, era víspera de Samahín, y mi padre estaba en su taller trabajando. Empecé a escuchar las carcajadas de aquella maldita máscara, pero no me atreví a abrir la caja. Desde el pasillo del salón se escuchaban cada vez más altas.
Me acerqué al taller de mi padre, piqué a la puerta suavemente, y me dejó pasar.
-Hola hijo, ¿ya ha llegado tu madre?, tengo mucha hambre.
-No, aún no ha llegado del supermercado, quería pedirte una cosa papá.
-A ver, que necesitas, ¿quieres que te preste una madera para algún trabajo? – Mi padre siempre tenía de todo en ese taller y a mi me encantaba pedirle cosas prestadas, desde muy pequeño mi gran pasión era construir maquetas.
-No papá, quería pedirte si puedes quitar las pilas a la mascara de Samahín, está en la caja en el salón y no para de sonar, tengo miedo.
– ¿La máscara? es imposible que esté sonando, precisamente estoy arreglando el circuito, las pilas se han oxidado dentro del mecanismo y no se si podré arreglarlo.
Mi padre me mostraba un mecanismo totalmente destripado en su mesa de trabajo.
Entonces cómo podría ser que yo hubiese escuchado las carcajadas de aquel adorno hacía apenas unos minutos. Volví corriendo, y con todo lo valiente que se puede ser a los 9 años de edad, abrí la caja y ahí estaba la calavera mirándome silenciosa y sin luz, sin mecanismo que pudiese hacerla funcionar.
La adolescencia me hizo cambiar poco a poco, y el hecho de encontrar un amigo como Enol me ayudó a comenzar a disfrutar un poco más del mundo, pero cada año, cuando llegaba esta fecha, mi cuerpo se estremecía solo de pensar que en el mismo momento que yo estaba escuchando la carcajada imposible, mi madre estaba siendo atropellada por un conductor con una máscara de Samaín exactamente igual a la de la caja cuando volvía de hacer la compra.
En la entrada del cine se exhibía un gran cartel, extremadamente aterrador para mi gusto, que nos daba la bienvenida al estreno de la segunda película de “El hombre del granero: Venganza” así que, para fastidiarme aún más, alguien había tenido la genial idea de emitir las dos películas seguidas por el precio de una sola entrada. Y yo había caído de lleno en la trampa de Enol.
-Joni tienes que verla, la primera no fue para tanto, demasiada sangre quizás pero no fue tan aterradora como se comenta -pronunció la palabra aterradora poniendo comillas con sus dedos a ambos lados de su cara.
-Enol, sabes que ese tipo de películas me ponen los pelos de punta, pero «el hombre del granero” es todavía peor, me da mala espina.
-Joni, hablas de él como si existiera y sólo lo has visto en esa gran cartelera de ahí, que representa su sombra, ¿cómo puede afectarte tanto? – Enol siempre quitaba hierro a mis miedos, simplificándolos al máximo – además, hace más de un año que se estrenó la primera y todavía no has tenido valor para verla, eres un exagerado.
-Eh mira, Marcos y compañía también estan en la cola, espero que les toque bien lejos de mi.
-Tranquilo, estás conmigo, no se atreverán a acercarse. Además ellos siempre se sientan arriba del todo. -Enol tenía razón, podía estar tranquilo. Pero me seguía preocupando más la película que Marcos y sus seguidores.
Ciertamente un pase para ver las dos famosas películas de terror de 1990, tampoco me parecía lo más divertido para un viernes por la tarde, pero era el cumpleaños de mi mejor amigo, así que mi obligación como tal era acompañarle. Una pena que la varicela no se repita, el año pasado me sirvió como excusa perfecta.
Decidí abrir mi mente y pensar en frío, concienciarme que es una película, son actores y que nada de todo lo que vaya a salir de esa gran pantalla es real. Imaginaré que soy el director y que todo lo que hay delante de mi no son más que actores y efectos especiales.
El doble pase comenzó puntual, a las 5 de la tarde. Tras finalizar la primera película, me quedé bastante impactado y nervioso, aunque menos asustado de lo que pensaba, estaba resistiendo, y solo me quedaba el segundo asalto, mente fría, me repetía a mi mismo una y otra vez.
Salimos a por palomitas para afrontar con bastantes suministros la segunda y tan esperada entrega….la película comenzó su estreno, tras varios minutos, empecé a sentir un sudor frío, las sombras en las paredes no me dejaban concentrarme en la gran pantalla, algo se movía, la gente gritaba, era evidente, era justo lo que el director y los guionistas pretendían.
Los espectadores a nuestro alrededor gritaban y se tapaban los ojos durante un buen rato, pero yo me resistí, no quería perderme nada, porque después Enol me haría preguntas, es peor que la Gestapo… ¿recuerdas esta escena? ¿te fijaste cómo mató a este o al otro?
A decir verdad, pocas personas se animaron a soportar las más de 3 horas de adrenalina entrando por las pupilas y oídos, incluyendo a Marcos y compañía la sala estaba calculo que a menos del 50% de su capacidad.
El clásico tapizado rojo oscuro de las butacas del cine, ayudaba a crear una atmósfera aún más aterradora, emitiendo un reflejo granate a toda la sala.
Entonces la vi.
– Enol, ¿la has visto? – le dije dando un codazo con mi brazo izquierdo.
– ¿El qué? – me respondió de mala gana…
– La sombra, la sombra de … era el …. el hombre del granero, ha salido de la pantalla.
– ¿Qué sombra?¿ que dices Joni? dejame ver la peli, y no empieces a darme la brasa con tus paranoias, me prometiste que aguantarías las 2 películas.
– Vale tío, está bien – Decidí callarme y calmarme, porque lo que estaba diciendo no tenía sentido. ¿Una sombra que sale de la pantalla y campa a sus anchas por el cine? está claro que me estoy volviendo un poco loco.
Un grito a mi izquierda, un sollozo por detrás de mí. El público no ayudaba mucho a calmar mis nervios y mi malestar. –No te gires, no mires, no es nada – me decía a mi mismo en silencio una y otra vez, intentando centrar la atención en el argumento.
Volví a ver la sombra saltar de una pared a otra. Era él, estoy seguro. El hombre del granero había atravesado la pantalla. Pero ¿que estoy diciendo?, vamos a ver, intento volver a mi realidad, lo que estoy pensando no puede ser real, pero siento que la sombra está cada vez más cerca de mi.
-Tengo que ir al baño tío- Le dije a Enol en voz baja. Necesitaba salir de esa sala, necesitaba despejarme, respirar, volver a la realidad.
-Vale, aquí te espero – Enol estaba tan tranquilo y sonriente que parecía que estábamos viendo “Los Pitufos”, en vez de una de las películas más aterradoras del siglo XX.
En cuanto crucé la puerta de la sala hacia el pasillo, me arrepentí, porque desierto sería una palabra que se queda corta para plasmar la soledad y el vacío del recinto.
Los baños estaban a unos 200 metros, caminé con paso firme, notando como las gotas de sudor corrían por mi frente, a la par que mis pulsaciones se aceleraban.
Entré en el baño, me puse frente al espejo y abrí el grifo, me lavé la cara varias veces, para intentar despejarme. Entonces fue cuando vi alguien detrás de mí reflejado en el espejo.
Me giré, pero no había nada, nadie … volví a restregar mi cara con las manos, y ahí estaba de nuevo, un destello o una sombra o un brillo, no sabría explicar lo que era pero cuando me giro, no hay nada, nadie. Estoy seguro de que era él. Era su sombra.
El corazón se me salía por la boca, me sequé la cara con la manga de la sudadera, empecé a mirar atrás una y otra vez, caminaba trastabillando, tropezando con todo, como si cada peldaño tuviese vida propia para hacerme tropezar, y mientras subía las escaleras hacia el pasillo que daba acceso a las salas… todo mi cuerpo temblaba. Me paré en seco cuando llegué al pasillo, forrado totalmente de terciopelo color azul, tuve la sensación de que el suelo se movía, como cuando mi gato se mueve por debajo del edredón.
Decidí tomar el control de la situación, y obligar a mi mente a no tener miedo, estaba alucinando, mi estres y mi nerviosismo había llegado a un límite que ni yo mismo me podía permitir. Respire hondo un par de veces, dejando que el oxigeno bañe mis células y mis neuronas, nada de lo que hiciese daba resultado, la sensación seguía siendo extraña.
“Venga Joni, no tienes porqué tener miedo. Solo es una pelicula, es ficción, un teatro, una farsa. No pasa nada”, me concentré en repetir esas palabras una y otra vez mientras continuaba avanzando por el pasillo azul.
La cara del Hombre del granero ocupaba toda la pantalla cuando entré en la sala. Un escalofrío sacudió mi cuerpo como una corriente de alto voltaje.
Desvié la vista, miré hacia el suelo para evitar la imagen, seguí las señales luminosas de las escalerillas, para localizar la fila y el asiento donde mi amigo Enol me esperaba.
Gritos, llantos y suspiros otra vez, no quise mirar, a nada, a nadie. Por un momento dejé de distinguir si los gritos salían de los altavoces del cine o pertenecían a los espectadores.
Mi corazón ya iba a toda velocidad, un tren a punto de descarrilar, ahora mismo tengo más pulsaciones que cuando acabo de hacer los 100 metros de velocidad en la pista de atletismo, mi entrenador me echaría la bronca. Tengo que serenarme, debo gestionar mi respiración, tengo que controlar mis pulmones. Maldije una y mil veces, que Enol me hubiese arrastrado a ver la dichosa película.
Había alcanzado por fin la fila 6, era nuestra favorita siempre que venimos al cine.
Por suerte estaba totalmente vacía a excepción de Enol que allí seguía esperándome.
Me senté a su lado, sin mediar palabra para no molestarle, y no tener que escuchar de nuevo sus protestas.
Pero, en cuanto me senté sentí que algo no iba bien. La atmósfera de la sala había cambiado. Un escalofrío gélido se arrastraba por mi espalda.
Pasaron unos segundos hasta que me di cuenta. Enol no se movía, pero él jamás se dormiría en el cine, decidí no despertarle; el suelo estaba húmedo, alguien había derramado algo viscoso.
La película continuaba, estaba ya llegando a su fin, el Hombre del granero había despachado a todos los protagonistas, pero… los gritos de los espectadores habían cesado, nadie gritaba, nadie sollozaba, nadie se movía, la sala había enmudecido. No me atreví a mirar a mi alrededor, estaba paralizado por el terror, era ese tipo de miedo que sientes en tu cama en mitad de la noche cuando despiertas de una pesadilla y te impide mover un solo músculo.
El apoteósico final había llegado, llenaba de sangre la pantalla para dar paso a los créditos que inundaron de nombres la gran pantalla. Se encendieron las luces, pero no era como siempre, esta vez nadie se levantó, no hubo aplausos, ni abucheos cuando la peli es mala, no había ajetreo para bajar las escaleras. Nadie se había movido de su asiento.
-Enol… – zarandeé a mi amigo, que estaba totalmente inmóvil como el resto de espectadores.
La sangre brotaba de su garganta a borbotones, tal y como habíamos visto en la película. Ahora estaba completamente seguro, la sombra era real, El hombre del granero estaba aquí. Miré a mi alrededor. Todos tenían el mismo aspecto que mi amigo, nadie se movía, salvo yo. Me armé de valor y grité.
-Maldito seas… ¿sal de las sombras… donde estás? ¡Los has matado! los has matado ¡a todos! ¿esta es tu venganza?
-¿Mi venganza? – una voz resonó en el sistema de sonido – Joni, mírate ¿estás seguro de que he sido yo?
Gracias al grupo de Escritoras a Puerta Fría, he tenido el placer de conocer a María R. Box, que ha presentado el primer libro de su trilogía «Los hermanos Volkov».
He disfrutado mucho con la trama, y aunque no soy lectora de romántica, en este caso María R. Box ha sabido envolverla en un ambiente de intriga, aventura y tensión, que me ha obligado a devorar el libro en un tiempo record.
Los personajes principales, bien construidos y ayudados de los secundarios que hacen su función a al perfección, te muestran lo suficiente de los secretos de los hermanos y la familia Volkov como para que quieras conocer al resto de hermanos.
Pero lo que más me gustaría resaltar es la gran historia de amor platónico (no voy a explicar más para no hacer spoiler) que se convierte en real. Hace que todo encaje a la perfección en la historia.
Resumen: Elisabeth una chica que perdió a su padre hace un par de años, intenta rehacer su vida mudandose de ciudad con su madre y la pareja de esta al cual odia. Las cosas no van bien en casa y ella se centra en sus estudios y en buscar trabajo. Encuentra trabajo de camarera y ahí es donde todo se complica, conoce a Nata que será una buena amiga y a varios chicos entre ellos a los hermanos Volkov. Su vida cambia radicalmente cuando su corazón no puede evitar enamorarse de D.Volkov y entonces toda su vida da un giro inesperado de acontecimientos y accidentes, que le acaban planteándose si ha hecho bien con su elección.
Opinion: Los secundarios son totalmente esenciales en las tramas. Una novela romántica de fácil lectura cuya trama engancha y sorprende con sus giros inesperados, y te deja con ganas de seguir conociendo a la familia Volkov
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M. Lorena Díaz Fernández 